viernes, 2 de septiembre de 2011

Chequea la salud de tu corazón

Suele escucharse que los deportistas tiene un corazón más grande de lo habitual pero, ¿cómo de cierto es esto? Bien, en realidad lo que aumenta en el corazón de un deportista es el volumen de sangre que es capaz de bombear dado que con el ejercicio el organismo tiene una mayor demanda de oxígeno (que se transporta por la sangre). Pero, evidentemente, la forma de conseguir mayores volúmenes es aumentando la capacidad de manera que el corazón se agranda como resultado del entrenamiento deportivo. Además, nuestros corazones se adaptan a las situaciones que se les solicita: si no le pedimos demasiado bombea con poca fuerza y menos cantidad, pero si le solicitamos oxígeno bombea con mucha fuerza y mayor cantidad para abastecer a nuestros músculos de la energía necesaria.
En este sentido, uno de los indicadores para conocer el nivel de estado físico de la persona es su FC (frecuencia cardíaca). La gente sana y deportista presenta un menor número de latidos ya que su corazón se ha acostumbrado a bombear grandes volúmenes con el ejercicio, mientras que la gente sedentaria presenta una FC en reposo bastante elevado porqué su corazón no ha sufrido las adaptaciones fisiológicas que supone la practica física.

Un buen test para conocer tu nivel físico/cardíaco, especialmente si eres principiante y empiezas a dar tus primeros pasos en el mundo del deporte, es el conocido como el test de los 25 latidos. Es muy sencillo y rápido: corre, pedalea o nada a un ritmo progresivo durante 1' o 1'30'' que te lleve a realizar un sprint a máxima velocidad en los último 15 o 20''. Inmediatamente tómate el pulso (puedes usar un pulsómetro o medirlo tú mismo). Recuerda las pulsaciones y descansa un minuto más tras el cual tus pulsaciones deberían bajar un mínimo de 25 latidos (si eres deportista medio entre 30-35, y de alto nivel más de 35). Si esto no es así, pide hora con tu médico porqué tu sistema cardiovascular puede estar en riesgo.

Fuente: Los Secretos de la Báscula, de Ignacio Romo

No hay comentarios:

Publicar un comentario